¿Es posible escribir sin pasar horas y horas sentada en silencio frente a una computadora? ¿Qué forma toma un texto escrito entre desvelos, en las notas del celular? En la creencia popular, ser madre y escribir son polos opuestos. “Los bebés se comen los manuscritos”, dice Ursula K. Le Guin. Y es verdad que cuando criamos todas las demás tareas se dificultan. Pero ser madres también nos acerca a un estado totalmente nuevo: volvemos a mirar el mundo como por primera vez.
Este taller es una invitación a dejar de pensar maternidad y escritura como actividades contrapuestas y aprovechar ese estado, pero también esa forma y ese lenguaje nuevos, para ver cómo se iluminan y enriquecen entre sí. En palabras de Rachel Cusk: “La maternidad pulveriza la identidad, y escribir es el intento de recomponer los pedazos en un orden nuevo".
La invitación es a encontrarnos semanalmente para, a través de distintos ejes, lecturas y consignas, pensar juntas y compartir nuestras experiencias hasta ir, de a poco, encontrando esa voz (huidiza, nueva, irrepetible) para atraparla y dejarla asentada para siempre.